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Hepatitis

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Hepatitis
  • Las hepatitis virales representan una elevada carga de enfermedad y mortalidad a nivel mundial. 
  • Se estima que el 57% de los casos de cirrosis hepática y el 78% de los casos de cáncer primario de hígado son debidos a infecciones por los virus de la hepatitis B o C
  • Se estima que, en todo el mundo, 325 millones de personas sufren hepatitis B y/o C, y para la mayoría de ellas las pruebas y el tratamiento siguen siendo inaccesibles.
  • En México, durante el 2020 se registraron 3 mil 978 casos de hepatitis A, con una tasa de incidencia nacional de 3.11 casos por cada 100 mil habitantes.

La hepatitis es una inflamación del hígado que puede causar una serie de problemas de salud y puede ser mortal. Las cinco cepas principales del virus de la hepatitis son las de los tipos A, B, C, D, y E. Si bien todas ellas causan enfermedad hepática,  se diferencias en aspectos importantes, sobre todo en los modos de transmisión, la gravedad de la enfermedad, la distribución geográfica y los métodos de prevención. En particular, los tipos B y C provocan enfermedad crónica en cientos de millones de personas y, en su conjunto, son la causa más común de defunciones relacionadas con cirrosis hepática, cáncer y hepatitis viral. 

Hepatitis A

La hepatitis A es una inflamación del hígado debida a la infección por el virus de la hepatitis A (VHA). Este virus se propaga principalmente cuando una persona no infectada (y no vacunada) ingiere agua o alimentos contaminados por heces de una persona infectada. La infección está muy asociada a agua y alimentos insalubres, el saneamiento deficiente, la mala higiene personal y el sexo bucoanal.
A diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa hepatopatía crónica, pero puede ocasionar síntomas debilitantes y, rara vez, hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda) que a menudo es mortal. La OMS estima que, en 2016, la hepatitis A provocó en todo el mundo aproximadamente 7134 defunciones, una cifra que representa el 0,5% de la mortalidad por hepatitis víricas.

Síntomas

El periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de unos 14 a 28 días. Los síntomas tienen carácter moderado o grave y comprenden fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, coloración oscura de la orina e ictericia (coloración amarillenta de la piel y la esclerótica ocular). Los infectados no siempre presentan todos esos síntomas.

Diagnóstico

Los casos de hepatitis A son clínicamente indistinguibles de otros tipos de hepatitis víricas agudas. El diagnóstico específico se establece mediante la detección en la sangre de anticuerpos IgM o IgG anti-VHA. Otra prueba utilizada es la reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa (RT-PCR), que detecta el ARN del VHA, pero normalmente se realiza solo en laboratorios especializados.

Hepatitis B

La hepatitis B es una infección hepática potencialmente mortal causada por el virus de la hepatitis B (VHB). Representa un importante problema de salud a escala mundial. Se puede cronificar y conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y cáncer de hígado.
Existe una vacuna segura y eficaz que confiere una protección del 98% al 100% contra la enfermedad. Prevenir la infección por el virus de la hepatitis B permite evitar las complicaciones que pueden derivarse de la enfermedad, como la cronificación y el cáncer.
 la hepatitis B se transmite por lo general de la madre al niño durante el parto (transmisión perinatal), o a través de pinchazos, tatuajes, perforaciones y exposición a sangre o líquidos corporales infectados como la saliva, el semen y el flujo vaginal y menstrual.

Síntomas

La mayoría de las personas no tienen síntomas inmediatamente después de infectarse. Sin embargo, algunas presentan un cuadro agudo con síntomas que duran varias semanas, como coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia), orina oscura, cansancio extremo, náuseas, vómitos y dolor abdominal.

Hepatitis C

El virus de la hepatitis C (VHC) causa una inflamación del hígado que puede ser aguda o crónica. Las infecciones agudas suelen ser asintomáticas y, en su mayor parte, no conllevan riesgo mortal. Aproximadamente un 30% (15-45%) de las personas infectadas elimina el virus espontáneamente en un plazo de 6 meses, sin necesidad de tratamiento.
En el 70% restante (55-85%), la infección se cronifica. El riesgo de presentar cirrosis que tienen las personas con infección crónica por el VHC oscila entre el 15% y el 30% en un periodo de 20 años.

Síntomas

El período de incubación de la hepatitis C oscila entre 2 semanas y 6 meses. Tras la infección inicial, aproximadamente un 80% de las personas no presentan síntomas. La sintomatología aguda puede incluir fiebre, cansancio, inapetencia, náuseas, vómitos, dolor abdominal, color oscuro de la orina, color claro de las heces, dolor articular e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).
La infección por el VHC se diagnostica en dos etapas:

  1. La detección de anticuerpos anti-VHC con una prueba serológica revela la infección.
  2. Si la prueba de anticuerpos anti-VHC da positivo, para confirmar la infección crónica se necesita una prueba que detecte el ácido ribonucleico (RNA) del virus, ya que el 30% de los infectados eliminan espontáneamente el virus sin necesidad de tratamiento gracias a que se desencadena una fuerte respuesta inmunitaria. Sin embargo, aunque ya no estén infectados seguirán dando positivo para los anticuerpos anti-VHC.

Hepatitis D

La hepatitis D es una inflamación del hígado causada por el VHD que requiere la presencia del VHB para replicarse. La infección por el VHD no es posible en ausencia del VHB. La coinfección por ambos virus se considera la forma más grave de hepatitis vírica crónica, dada su progresión más rápida hacia el carcinoma hepatocelular y la muerte por causas hepáticas. La única forma de prevenir la infección por el VHD es la vacunación contra la hepatitis B.

Transmisión

Las vías de transmisión del VHD son similares a las del VHB, es decir, la transmisión se produce por contacto percutáneo con sangre o productos sanguíneos infectados.

Pruebas y diagnóstico

La infección por el VHD se diagnostica por la presencia de niveles elevados de inmunoglobulinas G (IgG) e inmunoglobulinas M (IgM) anti-VHD, y se confirma por la detección de ARN del virus en el suero.

Hepatitis E

La hepatitis E es una inflamación del hígado debida a la infección por el virus de la hepatitis E (VHE). Existen al menos 4 diferentes tipos de este virus (genotipos 1, 2, 3 y 4). Los genotipos 1 y el 2 solo se han encontrado en el ser humano. Los genotipos 3 y el 4 circulan en varios animales (entre ellos los cerdos, los jabalíes y los ciervos) sin causarles enfermedad, e infectan ocasionalmente al ser humano. El virus se excreta en las heces de las personas infectadas y entra en el organismo humano por el intestino. El contagio se produce principalmente por consumo de agua de bebida contaminada. La infección suele remitir espontáneamente y desaparecer en un plazo de 2 a 6 semanas. Sin embargo, a veces causa hepatitis fulminante (una insuficiencia hepática aguda), una enfermedad grave que puede ser mortal.

Síntomas

El periodo de incubación tras la exposición al VHE oscila entre 2 y 10 semanas, con una media de 5 a 6 semanas. Los signos y síntomas característicos de la hepatitis son:

  • Una fase inicial con fiebre leve, disminución del apetito (anorexia), náuseas y vómitos, que dura algunos días; algunas personas pueden tener también dolor abdominal, prurito (sin lesiones cutáneas), erupciones cutáneas o dolores articulares.
  • Ictericia (coloración amarillenta de la piel y la esclerótica de los ojos) acompañada de orina oscura y heces claras; y
  • Un ligero aumento del tamaño del hígado (hepatomegalia), con dolor a la palpación.
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